Esto redunda en el bienestar y el progreso social. Sin embargo, también hay otro tipo de educación, igualmente de calidad, en la que se paga por determinados servicios educativos (titularidad concertada) o por la asistencia formativa completa (titularidad privada). ¿En qué se diferencian los centros públicos de los privados y concertados?
Lo que se oferta en los privados y concertados
La mayoría de centros privados y concertados emplean como reclamo todos o algunos de estos factores:
- Alumnado reducido. Por lo general, este tipo de colegios cuenta con una ratio de alumnos por profesor inferior a la de la escuela pública o, al menos, el número de alumnos por curso suele ser mucho más bajo. Esto implica que pueden ejercer mayor control sobre el alumnado y llevar un seguimiento más preciso de su evolución. Ahora bien, un centro público con alumnado reducido también puede ejercer ese mismo control.
- Autonomía. Tienen mayor capacidad para decidir sobre los contenidos, aunque han de cumplir con el mismo currículo que la educación pública. Los centros públicos también pueden proponer un programa con el mismo nivel de autonomía, pero la gestión de los recursos no favorece este punto y las propuestas son más escasas.
- Menores cambios. Los centros que ofrecen un programa formativo completo, desde educación infantil hasta bachillerato, cuentan con menos ocasiones de cambiar de entorno y tener que adaptarse a él. Esto resulta especialmente significativo en la transición de primaria a secundaria.
- Infraestructuras. Este es uno de los principales reclamos de muchos de los centros privados y concertados. Disponen de instalaciones más vistosas, modernas o difíciles de encontrar en una escuela pública, como laboratorios más completos, más ordenadores por aula o instalaciones deportivas inusuales, como una piscina o distintas canchas para practicar deportes.
Lo que garantiza la educación pública
Entre las prestaciones que más atractivo tienen de los centros públicos, se encuentran las siguientes:
- Gratuidad. Como hemos apuntado al principio, la gratuidad de la educación está respaldada por la Constitución española. Cualquier alumno tiene derecho a ser formado desde los tres años hasta su ingreso en la universidad, donde las tasas son sensiblemente más bajas que en la privada.
- Calidad. Que no haya que pagar no significa que la educación sea de peor calidad. Todo el personal, tanto docente como administrativo, cuenta con unas condiciones laborales ventajosas, muchas veces por encima de los centros privados y concertados. Se consigue la titularidad de las plazas a través de oposiciones, a las que no se puede acceder sin la titulación exigida. Estos, entre otros factores, como la dotación de recursos, el apoyo público a los centros y el control de la ratio, permiten que se pueda impartir una enseñanza de alta calidad.
- Igualdad. Uno de los criterios que mayor criba supone en los centros privados y concertados son los recursos económicos de las familias. La educación pública garantiza que todo el alumnado sea admitido, independientemente de su situación. Y, aunque algunos centros privados y concertados también dan facilidades, son más abundantes los apoyos que ofrece la educación pública en actividades no lectivas, como el comedor o las extraescolares.
- Diversidad. Precisamente porque en la educación pública se criba menos la entrada de alumnado, la diversidad de los grupos es mayor. Esto puede redundar en una educación más integrada y, por tanto, más enriquecida.
Los mejores resultados académicos ¿en los públicos o en privados y concertados?
Una de las pruebas que miden el rendimiento académico en los centros son las PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos). Se hacen sobre el alumnado de 15 años y les evalúa de las competencias en Matemáticas, Ciencias y Comprensión Lectora. En las últimas que se realizaron, en 2015, el alumnado de colegios privados y concertados evidenció mejor rendimiento que el de colegios públicos.
Ahora bien, hay un factor importante que condiciona esta diferencia, y es el menor nivel socioeconómico y cultural de las familias. Si se deja a un lado este vector, la diferencia se reduce hasta casi igualarse. Hay otros condicionantes que determinan estos resultados, como es el índice de repetidores o el número de cambios de centro que ha sufrido el alumno evaluado. En ambos casos los índices son inferiores en la escuela privada y concertada.
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