El primer paso es saber desde qué punto partes. Antes de matricularte o solicitar plaza, evalúa tu nivel de idioma de manera realista. Puedes hacer una prueba oficial (como TOEFL, IELTS, DELF, Goethe, etc.) o usar Test gratuitos online que te orienten sobre tu nivel según el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER).
Si, por ejemplo, el programa que vas a cursar está en inglés, normalmente se exige un nivel B2 o C1. Ya que necesitarás entender clases, participar en debates, escribir trabajos académicos y hacer presentaciones. Conocer tu punto de partida te permitirá saber si tienes en qué debes mejorar (conversación, escucha, escritura, comprensión…) antes comenzar el grado o el máster.
No esperes a empezar el curso para ponerte al día. Cuanto antes empieces a reforzar tus conocimientos en ese idioma, más fluidez y seguridad ganarás. Algunas ideas prácticas:
Dedicar unos minutos al día a practicar el idioma marcará la diferencia cuando empieces a estudiar un grado o un máster en otro idioma.
Cada ámbito de estudio tiene su propio lenguaje. Si vas a cursar una carrera de ingeniería, derecho o psicología, por ejemplo, te encontrarás con terminología específica. Por eso, una buena idea es aprender vocabulario académico y técnico relacionado con tu área.
Puedes hacerlo con: glosarios temáticos, podcasts o vídeos educativos, artículos científicos sencillos, cursos preparatorios online… Así te resultará mucho más fácil seguir las clases y participar activamente desde el principio.
Cada país tiene su propia forma de enseñar y evaluar. En algunos lugares se da más importancia a los exámenes, mientras que en otros se valora más la participación, los trabajos en grupo o los proyectos de investigación.
Antes de empezar, investiga cómo funciona la enseñanza universitaria en el país donde vas a estudiar. Puedes leer blogs de estudiantes internacionales, ver vídeos en YouTube o contactar con antiguos alumnos.
También conviene conocer la forma de comunicación con los profesores y las normas de etiqueta académica. Saber cómo dirigirte a un docente, cómo pedir una tutoría o cómo citar fuentes correctamente te ayudará a evitar malentendidos.

Si tus estudios implican viajar a otro país, dedica un tiempo a informarte sobre su cultura local y vida cotidiana. Cuanto más conozcas su manera de pensar, sus horarios o su estilo de vida, mejor podrás integrarte. Una vez allí, participa en actividades universitarias, eventos o grupos de estudiantes: son una excelente forma de conocer gente nueva y practicar el idioma de manera natural. No tengas miedo a cometer errores al hablar; cada fallo es una oportunidad para aprender y mejorar.
Estudiar un grado o un máster en otro idioma no solo consiste en aprender vocabulario o dominar la gramática. También implica adaptarse a un entorno nuevo, donde las costumbres, la forma de comunicarse e incluso el sentido del humor pueden ser diferentes a los tuyos. Al principio es normal que te sientas un poco desorientado/a, pero si mantienes una actitud abierta y curiosa todo resultará más fácil.
Lo más importante es vivir la experiencia con entusiasmo. Estudiar en otro idioma es una aventura que te pondrá a prueba, pero también te enseñará a ser más flexible y a ver el mundo desde otra perspectiva. Cada día aprenderás algo nuevo, tanto dentro del aula como fuera de ella.
La mayoría de universidades ofrecen servicios de apoyo lingüístico y académico para estudiantes internacionales. Pueden ser clases de refuerzo, tutorías, talleres de redacción o grupos de conversación. No dudes en utilizarlos: están diseñados precisamente para ayudarte a adaptarte al idioma y al entorno educativo.
Además, muchos centros tienen oficinas de orientación internacional donde podrás resolver dudas sobre documentación, alojamiento o vida en el campus.
Una vez que empieces el programa, intenta organizar bien tu tiempo. Estudiar en otro idioma puede requerir más esfuerzo al principio, porque tendrás que traducir mentalmente y adaptarte a nuevos términos. Algunos consejos útiles:
Con una buena organización, verás que progresas más rápido de lo que imaginas.
Por último, no olvides por qué decidiste estudiar un grado o un máster en otro idioma. Tal vez buscas mejorar tu futuro profesional, vivir una experiencia internacional o superarte personalmente. Sea cual sea tu motivo, recuérdalo en los momentos difíciles. Aprender en otro idioma lleva tiempo, pero cada paso cuenta.
Y recuerda: celebra siempre tus logros, por pequeños que parezcan: una buena nota, una presentación fluida, una conversación sin titubeos… Todo suma.
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