¿Qué formación necesitas para ser neurocientífico?
El camino hacia la neurociencia comienza en la universidad. Por el momento, solo la Universidad Carlos III de Madrid imparte un Grado Universitario en Neurociencia desde 2024. Pero también tienes otras carreras universitarias, que pueden constituir una buena base para esta profesión.
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Biología o Biomedicina: son las puertas de entrada más habituales. Estos grados permiten entender los fundamentos moleculares y celulares que luego se aplican al estudio del sistema nervioso.
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Psicología: es otra vía frecuente, especialmente para quienes se interesan por los aspectos conductuales y cognitivos de la neurociencia.
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Medicina: los médicos que se especializan en neurología o psiquiatría suelen complementar su formación clínica con investigación en neurociencia.
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Ingeniería biomédica o bioquímica: una opción más técnica que prepara para la parte experimental, tecnológica y de análisis de datos.
Tras esta primera etapa, lo habitual es continuar con un máster especializado en neurociencia. Estos programas profundizan en neuroanatomía, neurofisiología, técnicas de neuroimagen, neurofarmacología o neurociencia computacional.
El paso siguiente suele ser casi siempre el doctorado (PhD) aunque no es obligatorio para ejercer esta profesión. La investigación es el corazón de la neurociencia y el doctorado permite a los estudiantes trabajar en un laboratorio durante varios años, producir conocimiento nuevo y publicar artículos científicos. En la práctica, este título es el que abre las puertas a ejercer como neurocientífico en universidades, centros de investigación o la industria farmacéutica.
¿Qué habilidades deberías tener?
La formación académica es imprescindible en este campo, pero no suficiente. La neurociencia es una disciplina interdisciplinar, y para destacar en ella es importante tener un perfil que reúna también estas competencias o habilidades técnicas y personales:
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Pensamiento crítico y analítico: la investigación neurocientífica implica formular hipótesis, diseñar experimentos y cuestionar los resultados constantemente.
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Manejo de técnicas de laboratorio: desde la microscopía avanzada hasta la electrofisiología o la edición genética.
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Conocimientos de programación y análisis de datos: cada vez más, la neurociencia requiere manejar grandes volúmenes de información, como los obtenidos en resonancias funcionales o experimentos de neuroimagen. Herramientas como Python, R o MATLAB son muy valoradas.
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Trabajo en equipo: la investigación es colaborativa y suele desarrollarse en grupos multidisciplinares donde trabajan biólogos, médicos, psicólogos e ingenieros.
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Comunicación científica: es necesario escribir artículos para revistas especializadas, presentar resultados en congresos y explicar hallazgos de forma clara.
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Resiliencia y paciencia: los experimentos no siempre salen bien, y la capacidad de aprender del error es fundamental.
Algunas áreas de trabajo de la neurociencia
A menudo se piensa que los neurocientíficos solo pueden trabajar en universidades o laboratorios de investigación. Y aunque ese es el destino de un importante número de estos profesionales, las oportunidades laborales que ofrece la neurociencia son mucho más diversas:
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Investigación académica
Los doctorados en neurociencia suelen continuar su carrera como investigadores en universidades, institutos biomédicos o hospitales. Allí estudian desde los mecanismos moleculares de enfermedades como el Alzheimer hasta la neuroplasticidad en la infancia. -
Industria farmacéutica y biotecnológica
Las empresas que desarrollan medicamentos para enfermedades neurológicas necesitan expertos capaces de entender el funcionamiento del sistema nervioso. Aquí los neurocientíficos participan en ensayos clínicos, investigación preclínica y desarrollo de terapias innovadoras. -
Neurociencia aplicada a la tecnología
Áreas emergentes como la neurociencia computacional o las interfaces cerebro-computadora abren la puerta a colaborar con ingenieros y tecnólogos. Se trata de un campo en expansión con aplicaciones en inteligencia artificial, robótica y rehabilitación médica. -
Clínica y salud mental
Aunque para ejercer como médico se necesita la carrera de Medicina, muchos neurocientíficos trabajan en colaboración con hospitales aportando conocimiento sobre diagnóstico y terapias, especialmente en neurología, psiquiatría y neuropsicología. -
Educación y divulgación
El interés del público por el cerebro es enorme. Cada vez más neurocientíficos se dedican a la enseñanza universitaria, la divulgación científica, la consultoría educativa o incluso la creación de contenidos para medios y editoriales. -
Consultoría y políticas públicas
Gobiernos y organizaciones internacionales recurren a expertos en neurociencia para diseñar políticas relacionadas con educación, salud pública o adicciones.
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