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Cambiar el diseño de las aulas para mejorar el aprendizaje en las universidades

Livia Arroyo

19 de octubre de 2021

Hay muchos factores que influyen en el aprendizaje. En todas las etapas educativas. Incluida la universitaria. Entre ellos, uno al que generalmente no se ha prestado atención es el espacio. En concreto, el aula. Pero recientes estudios indican que la organización espacial de las clases tiene un fuerte impacto en el proceso de aprendizaje. Las claves de cómo y porqué es importante el diseño de las aulas las encontrarás aquí.

Cambiar el diseño de las aulas para mejorar el aprendizaje en las universidades

El tradicional diseño de las aulas

El diseño de las aulas más generalizado ordena los pupitres y sillas en filas en dirección al lugar donde se sitúa el docente. Quien a su vez se localiza junto a la pizarra o la pantalla del proyector, mirando a los alumnos. De este modo, todos los estudiantes se orientan hacia el mismo punto. Esta ordenación del espacio y el mobiliario tiene por objetivo que el alumno se concentre en el profesor. También, en principio, persigue minimizar las distracciones.

Pero tiene grandes desventajas. Por una parte, aísla al alumnado del resto de compañeros. De este modo, se obstaculiza la participación. Con ello, se impide también que interactúen entre ellos, que compartan conocimientos y dudas. El aprendizaje colaborativo se bloquea. Por otra, se establece una especie de jerarquía. Porque se asume que las personas sentadas en los puestos más alejados del profesor tienen un rendimiento académico peor. Aunque esto no es automáticamente cierto. Finalmente, no valora el error como forma de aprendizaje.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los estudiantes actuales deben poder desarrollarse en un entorno que les permita ser flexibles, autónomos y resolutivos. Un espacio en el que puedan intercambiar conocimientos y trabajar en equipo.

El tradicional diseño de las aulas

Un nuevo proyecto de investigación

El grupo de investigación Smart Classroom Project se ha propuesto investigar nuevas formas de organizar el diseño de las aulas. A este proyecto de investigación se han sumado expertos de varias universidades. La Universidad Oberta de Catalunya (UOC), la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la Universitat de Barcelona (UB), la Universidad de Vic (UVic) y la Universidad Simón Bolívar (USB).

En el estudio han participado más de 800 docentes de las etapas de infantil, primaria y secundaria. Pero se prevé que las conclusiones puedan aplicarse también a la etapa universitaria.

El proyecto parte de la premisa de que las innovaciones en la docencia deben reflejarse también en el espacio. Las nuevas metodologías pedagógicas tienen que estar vinculadas a un espacio que las haga posible. Este espacio es el que denominan smart learning space. No se trata solo de mejorar las notas, sino de aprender en el entorno adecuado.

Sus resultados

Las primeras conclusiones indican que el espacio más apropiado para la enseñanza actual es sobre todo flexible. Esta flexibilidad le permite adaptar su diseño a cualquier tipo de propuesta educativa y responder a todas las necesidades del alumnado. Carece por tanto de áreas delimitadas con anterioridad. Y da mayor peso a que las personas que los usan se encuentren cómodas en ellos.

Tanto docentes como alumnos pueden reorganizarlo según sus necesidades. No solo día a día, sino también durante el tiempo lectivo. Este nuevo espacio permite la movilidad y la ejecución simultánea de varias tareas diferentes llevadas a cabo por diferentes personas. Como en los casos de las dinámicas de grupo.

La primera puesta en práctica de estos resultados ya ha tenido lugar. En Barcelona, el Consorci d’Educació ha renovado casi 500 aulas. Se persigue el objetivo de que los espacios de aprendizaje se conviertan en motivadores, pero que también permitan la participación y la colaboración.